Si bien el diseño de software se considera una profesión intelectual, la verdad es que, diariamente, los programadores utilizan un sin fin de herramientas que aceleran el trabajo e incrementan su productividad. Todo buen programador debe saber escoger las mejores herramientas para su estilo de trabajo; siempre personalizada, debido a que cada quién trabaja distinto.
Los programadores personalizan sus herramientas, cambiando la interfaz mediante el ajuste de fuentes y colores o las ubicaciones de los títulos y menús. Además, también suelen alterar los accesos rápidos e instalan plugins que ayudan a hacer más eficientes los procesos. El resultado es una herramienta única para cada programador.
Las dos opciones más populares cuando se trata de herramientas son las IDE y los editores de texto, los cuales pasaremos a analizar a continuación.
IDE
Su nombre se debe a las siglas en inglés “Integrated Development Environment”, que se traduce a “Entorno de Desarrollo Integrado”. Como se puede inferir, se tratan de herramientas que proveen al usuario con todas las funciones necesarias para desarrollar cualquier software sin la necesidad de recurrir a recursos externos.
A medida que el tiempo avanza, las IDEs disponibles hoy en día se han visto actualizadas y provistas con muchas más opciones, que sólo incrementan con el paso de los días. Esta práctica, si bien es muy útil y positiva, trae sus propias consecuencias que vienen tomando la forma de una herramienta muy pesada y que requieren de un equipo bastante potente.
Entre los IDEs más populares, tenemos: Visual Studio, NetBeans, IntelliJ o WebStorm.
Editores de Texto
Se tratan de herramientas bastante más sencillas que las anteriores pero que cuentan con menos funciones incluídas. Las funcionalidades más comunes incluyen formateos de código y resaltados, aunque cada editor puede incluir más opciones.
Al ser menos completas que las IDEs, los editores de texto pueden ser enriquecidos con distintos tipos de extensiones. Sin embargo, los editores fueron creados con la idea de hacerlos rápidos y ligeros.
Los más populares son Emacs, Sublime Text o Notepad++.